Muchas gracias. Muchas gracias.
Bueno, hoy vamos a
cerrar esta serie de conversaciones sobre Borges. Hemos empezado planteando la
cuestión que nos parecía, que a menudo no es la que está en la discusión, que
es, qué es un buen escritor. ¿Borges es un buen escritor? ¿Qué es
un buen escritor? ¿Por qué es un buen escritor? Dimos vueltas sobre
esas preguntas. Pero hoy vamos a encarar la cuestión política de un modo
directo. Vamos a trabajar sobre historia y política en Borges, vamos a tratar
de ver si podemos encarar esa especie de obstáculo, que siempre ha
sido Borges; ese es un hombre de derecha, sobre todo el Borges que conocemos
después de los años cincuenta, yo diría que es el último intelectual de
derecha, yo creo que eso lo hemos dicho alguna vez no, es decir el único que
dice las cosas que la derecha no se anima a decir; por eso lo citan
tanto, porque él dice, las cosas que dice que son muchas veces irritantes,
también tienen que ver con su manera de encarar una posición ética, ser capaz
de estar en posiciones digamos no tan populares, en el sentido más inmediato.
Yo siempre recuerdo una vez, lo llamaron por teléfono, como decíamos siempre
como estaba muy solo, siempre en general si era interesante aceptaba. Era un
homenaje a Dostoyevski, que organizaba un instituto, ruso-argentino, una cosa
así. Y entonces él fue. Era una como mesa redonda, y creo estaba el
embajador ruso. Y cuando llegó el momento de hablar, dijo “A mi Dostoyevski
no me gusta, voy a hablar de Dante”. Y pum, dio una
conferencia de Dante, no. A mí siempre me pareció una lección eso. Él
habla de lo que quiere él. Eso hizo siempre. A cualquier lugar que lo llamaban,
él decía lo que le parecía a él que debía decir. Lo mismo con las preguntas, le
hacían una preguntas, y decían por ejemplo, Borges que opina, no sé, de
cualquier cosa, de la industria del cemento, supongamos que a alguien se le
ocurra preguntarle eso, porque hay una crisis. “Ya Stevenson decía…” Y empezaba
a hablar de Stevenson inmediatamente. De modo que hay una ética de la palabra
propia. Ninguna palabra es propia. Pero hay una ética del momento de la
enunciación. Eso me parece que tiene que ver mucho con el modo en que él se
distingue digamos, de los otros intelectuales de derecha que son invisibles no,
porque siempre dicen una cosa distinta a la que piensan.
Por ejemplo en
1960, dijo “Nuestro país está en decadencia desde la ley Sáenz
Peña”. Que es una idea que está en el aire, en la Argentina de hoy, Lo
que pasa es que nadie se anima anunciarlo, no es cierto. No todos dicen está en
decadencia, cada uno tiene una teoría de la decadencia distinta. Efectivamente
dice él, es la ley Sáenz Peña, la que impidió que el partido conservador,
mantuviese una preeminencia política, en la medida en que el partido
conservador expresaba los sectores más concentrados de la economía, y acá no
hay un partido conservador que pueda ganar las elecciones, y entonces ahí está
todo el dilema no.
También me acuerdo
para poner también una historia no, que juntamente con esta capacidad de
decir este tipo de cosas. También tenía a diferencia de mucha gente,
que abunda actualmente en el campo político, cultural; era un hombre muy
sobrio, no cierto, muy austero. Entonces Vargas Llosa le fue a visitar una vez,
a mitad de los años ochenta. Ustedes pueden leer esto que les voy a contar en
la revista que le hicieron a Vargas Llosa en “Paris Review”, la revista
"Paris Review", que creo que está traducida, es una entrevista a
Vargas Llosa, que cuenta entre otras cosas, lo que le pasó con Borges. Y lo
cuenta un poco, no diría que preocupado, porque no creo que se preocupe Vargas
Llosa, pero si un poco inquieto. Lo fue a ver, y yo ya les he dicho que con
Borges uno realmente se sentía cómodo. Y muchos amigos han metido la pata por
eso, porque se sienten cómodos; y entonces Vargas Llosa estaba hablando con él,
y le dijo ”Borges, pero cómo puede ser que usted viva en este
departamento”. Porque Borges efectivamente vivía en un departamento
muy modesto, que alguna vez nosotros conocemos, un apartamento de tres
ambientes, donde había goteras; entonces había una palangana y caía la gota, y
Borges tenía una piecita ahí no; estaba lo más tranquilo, y entonces Borges se
levantó y le dijo: “Que le vaya muy bien. Los caballeros argentinos no
hacemos alarde”, Entonces Vargas Llosa lo cuenta. Y al día siguiente
dijo Borges “Vino un peruano, que debe trabajar en una inmobiliaria,
porque quería que yo me mudara”.
Entonces es un
hombre de derecha pero tiene un estilo. Tenemos que respetarlo no, porque no
está mal que una persona diga lo que piensa. Aunque no nos guste nada lo que
dice. Por otro lado si nosotros miramos la cultura contemporánea, y la
literatura contemporánea, les voy a decir que nos vamos a llevar más de un
problema, porque los mejores escritores del siglo XX, eran todos medio
parecidos a Borges. Pound, era uno; Céline no les digo, lo que era; Faulkner no
les quiero decir. Gombrowicz...Podíamos seguir haciendo una lista. Todos
escritores más interesantes, tenían posiciones, uno podía entenderlas como
posiciones aristocráticas anticapitalistas, no eran liberales, digamos. Pasa
que en la Argentina, bueno Sarmiento, es un problema Sarmiento, las posiciones
políticas de Sarmiento, ¿qué hacemos con eso?... Sarmiento es el mejor escritor
argentino, es mejor que Borges, Sarmiento, en el sentido que nosotros decíamos
Borges escribe diez páginas, y no va más allá de diez páginas, y tiene un
estilo absolutamente extraordinario; en cambio Sarmiento se ponía a escribir y
era extraordinario lo que hacía.
El dueño de la
lengua era Sarmiento, no es verdad. El Facundo era un libro extraordinario,
ahora que sobre ese libro se construyó el estado argentino, es cierto. ¿Pero
qué vamos a decir del libro? Que no nos gusta, porque no nos gustan las ideas
de Sarmiento, me parece que nos quedaría poca literatura para leer, no. Con
esto quiero decir que una cosa son los debates electorales. Una cosa son las
contradicciones que se dan en el mundo político, y otra cosa cuáles son las
contradicciones políticas que se dan en el campo de la cultura, y debemos
respetar esa distinción. Entonces en el caso de Borges, tenemos que ver cómo
actúan esas ideas en su ficción, en sus textos. Porque sus opiniones valen
porque las expresa muy bien. Pero no valen más que las de cualquier otro, no es
cierto. Eso también tiene que ver con que la cultura argentina, es una cultura
de izquierda, digamos. La cultura argentina -no quisiera generalizar demasiado-
pero me da la sensación que en la cultura argentina, la izquierda tiene un peso
que no tiene electoralmente la izquierda. Entonces cuesta mucho ser de derecha
en Argentina. Cuál es el modelo de la cultura de izquierda en Argentina; Mafalda.
¿Vieron la chica de Quino? Yo creo que es el modelo digamos del pensamiento más
o menos progresista en argentina; una chica que está contra la guerra, que está
con la paz, que no quiere tomar la sopa…una serie de cosas.
Entonces quiero
decir que Borges es un inconveniente y al mismo tiempo es una posibilidad de
discutir verdaderamente esta cuestión de qué modo vamos a ver las relaciones
entre política y literatura; cuando decimos política y literatura estamos
diciendo, posición del escritor en su texto. No llamamos política, porque la
política es una estrategia, una táctica, usamos esa metáfora, pero ustedes no
se van acordar nunca quién era el ministro del interior, en la época de
Arlt. O quién era Vítolo, mientras Borges estaba escribiendo, qué se yo. No, no
cierto, hay unas relaciones de lo que es el mundo político, de lo que es el
desarrollo de la cultura que no tiene equivalencia. En el presente sí parece
que es muy importante. Por lo tanto tenemos que darle a eso, no una
autonomía, no se trata de eso, hay una política propia, pero debemos saber cómo
la vamos a discutir, porque si no sería fácil preguntarle a la gente qué
piensa políticamente, y entonces me gustan los textos de él, si está de acuerdo
conmigo, y no me gusta sino está de acuerdo conmigo. Es bastante lo que pasa.
Por otro lado el
otro problema que propone Borges, es que hasta 1933, pensaba de otra manera,
era irigoyenista. En el poema “Fundación Mítica de Buenos Aires”, dice “El
corralón seguro ya opinaba Irigoyen”. El corralón es el
cono urbano, en el momento, el corralón era eso, el corralón,
donde nacieron los tangos; estaban los prostíbulos, llegaba el ganado, llegaban
los carreros; era la zona periferia de la ciudad. El “corralón seguro
ya opinaba Irigoyen”, es decir estaba ahí Irigoyen. Siempre el corralón
opinó seguro, y hubo problemas con eso. Entonces en un momento Borges
pensó, que eso estaba muy bien y tenía una posición muy firme; firmó
declaraciones a favor de Irigoyen; participó en un comité de intelectuales
jóvenes en defensa de Irigoyen
En 1931, publicó
un texto que se llama “Nuestras imposibilidades”, en Sur, es
un texto muy importante, porque es una versión microscópica de la toda la
problemática del ser argentino, y anticipa la radiografía de la pampa; es un
texto que influiría muchísimo en Octavio Paz, para que Octavio Paz escribiera
“El Laberinto de la soledad", es también un texto sobre la cultura
mexicana. En ese texto Borges ataca la crisis del treinta, el golpe del treinta
con mucha vehemencia en medio de lo que dice, digamos que el único momento en
que él incurre en esa metafísica del ser nacional, incurre a su manera,
microscópicamente, en un texto de cuatro páginas. No necesita escribir
“Historia de una pasión Argentina” como Mallea, ni necesita escribir “Reyes de
la Pampa”; escribe un texto de cinco páginas que es buenísimo. Aunque tiene el problema
de que también a él, en ese momento se le ocurrió a ver si había una esencia
argentina; que no hay, ya les aviso yo, que no hay.
Nosotros, vamos a
tomar un momento que es 1951, por dos motivos. Primero, Borges ya sabe que se
va a quedar ciego, ha tenido una serie de operaciones, está resignado. En el
53, después del 53 ya no puede leer. Entonces se apura un poco, y en ese año
escribe textos extraordinarios. Escribe “Kafka y sus precursores”, escribe ese
texto, del que yo les leí, es un texto buenísimo, que se llama “Nota sobre,
hacia Bernard Shaw”. Pero también escribió “Kafka y sus precursores”, y también
dio una conferencia extraordinaria, que creo que es un texto básico de Borges,
“El escritor argentino y la tradición”, un texto que ha producido un efecto
increíble, y sobre ese texto quisiera decir algunas cosas.
El año 51 ,es
importante, porque el año 52, él va a publicar su último libro, de hecho, que
es “Otras inquisiciones”, ya en el 53 escribe “El Sur”, y después, estamos con
la ceguera, es otra cuestión. Un libro muy bueno “Otras inquisiciones”, es su
testamento, digamos, él sabe lo que está pasando. Entonces él da esa conferencia
en el “Colegio Libre de Estudios Superiores” que era una institución que se
habían creado los opositores a Perón, un poco con el modelo de lo
que es el “Colegio France”, o de lo que es el "Colegio de México", un
lugar que no es universitario, pero que tiene un nivel, en fin, que Perón luego
cerró, por supuesto. Entonces él da la conferencia ahí en el año 51, porque ha
empezado a dar conferencias a partir de 1946, cuando los peronistas lo echan
con el chiste, que parece que es de Borges, en definitiva, si no es de Borges
es de un borgeano del peronismo; porque es un chiste decirle a Borges, Borges
usted ahora es inspector de aves y…es hermosísimo, parece que formara parte de
“El Arte de injuriar”. Es un chiste extraordinario, todo el mundo se escandaliza,
a mí me parece maravilloso que le hayan dicho eso, no. Era como decirle “Mire
Borges reconocemos su calidad verbal, y ahora le vamos a hacer un chiste".
Lo que dicen ahora, parece ser es que él mismo inventó ese chiste, que lo
trasladaron no sé a dónde, y él dijo, bueno me nombraron inspector de aves. Lo
cierto es que se queda sin trabajo y entonces ahí se produce algo, que es muy
importante, empieza a dar conferencias, pero como conferencista, Borges se
convierte en una figura mundial. Es uno de los grandes conferencistas
contemporáneos. Las conferencias de Borges eran la cosa más multitudinaria que
ustedes se puedan imaginar; en Dinamarca, en Brasil, en cualquier lugar, fuera
Sao Paulo. Él dio las conferencias “Norton” en Harvard en 1967, que son digamos
el punto más álgido que puede llegar un escritor. Son las conferencias que
dieron, en fin todos, Stravinski, que se publicaron acá, creo que se llaman “El
Arte de la poesía”, o algo así.
Pero su éxito como
conferencista se lo debe al peronismo, al peronismo se lo debe, porque el
peronismo lo dejó sin trabajo y tuvo que empezar a dar conferencias. Y también
se lo debe a Estela Canto. Yo les recomendaba unos libros, les recomiendo
el libro de Estela Canto, “Borges a contraluz” lo mejor que se ha escrito
biográfico sobre Borges. Ella es la mujer a la que le dedicó “El Aleph”, y fue
uno de los amores de Borges, era una mujer extraordinaria, bellísima; estaba en
“Sur”, y era del partido comunista; y su hermano Patricio Canto, era un
figura importantísima de vida cultural de izquierda argentina; gran traductor,
muy amigo de Oscar Mazotta. Ahí Borges entró en contacto con otro mundo, y esta
muchacha lo empezó a poner en problemas a Borges, como ahí está contado en las
cartas; tanto lo puso en problemas que un día le dijo tienes que ir al
psicoanalista, porque Borges tenía ciertos problemas. Efectivamente Borges fue
al psicoanalista en año 46, 47. Desde luego en el libro, yo no voy a decir el
nombre del psicoanalista, pero en el libro de Estela Canto está el nombre, y
Germán García le hizo una entrevista al psicoanalista. Entonces, qué pasó, lo
que pasa con el psicoanálisis; Borges no resolvió el problema al que iba, pero
perdió la timidez, y pudo dar conferencias. A mi paso igual yo empecé a
analizarme en 1970, sigo con los mismos problemas, pero aprendí a bailar tango
como nadie. “Es decir para otro lado le sale”.
Borges en realidad
era muy tímido, tan tímido era que nunca había dado una conferencia, siempre
las conferencias de Borges las leía otra persona, porque él estaba aterrado.
Era incapaz de hablar en público. El análisis que hizo le ayudó muchísimo, nos
ayudó muchísimo, porque Borges empezó a dar conferencias, creó un estilo de
conferencias, que es un estilo extraordinario, parece que estuviera pensando
con uno. Ese estilo que tiene siempre parece que estuviera hablando con alguien
más inteligente. Eso tuvo un éxito maravilloso.
Entonces consigue
un puesto de conferencista en el “Colegio Libre de Estudios Superiores”, que es
en un modo de ganarse la vida que tiene, y en 1951 da esa conferencia que es la
más importante que dio. Es una conferencia que él escribe. Hay un trabajo de
Daniel Balderston muy interesante, sobre los cuadernos donde él escribió varias
versiones de la conferencia, pero después la improvisó; que es muy interesante
eso. De modo que él trabajó escribiendo, en el año 51, esa conferencia varias
versiones, pero luego fue y la improvisó. Y lo que nosotros leemos es la
versión taquigráfica en el “Colegio Libre de Estudios Superiores”. Ahí
Borges da una hipótesis extraordinaria muy ligada a lo que estábamos
viendo la semana pasada, sobre los modos de leer como autónomos en relación a
los textos. Porque la tesis central es que hay una serie de literaturas
secundarias y desplazadas de las grandes corrientes europeas, que tiene la
posibilidad de un manejo irreverente de las tradiciones culturales; de las
grandes tradiciones centrales las cuales son pertenecen, y pone ahí a la
cultura judía, a la tradición irlandesa y a la literatura argentina. Para
Borges el lugar incierto que tiene el pueblo judíos sin territorio, gran lector
de la hermenéutica y de la cábala; pueblo nómade, que lee siempre fuera de su
propia tradición, y que su tradición es “el Libro”.
La cultura
irlandesa, es una cultura encapsulada dentro del imperio inglés, que ha perdido
su lengua que es el gaélico, y que lucha contra la tradición del país
imperialista, desde adentro mismo de la cultura; y produce lo que Borges
siempre dice, produce una cultura de Bernard Shaw; y produce a Joyce, que es de
la tradición católica, por lo tanto también tiene una posición distinta
respecto a lo que es la tradición central protestante, forma parte de una
minoría católica Joyce; y Joyce escribe sobre esto todo el tiempo, sobre
Parnell , sobre la tradición.
Entonces él ve en
la tradición irlandesa a la que admira muchísimo, como admira muchísimo a la tradición
judía, a la tradición digamos de lectura judía, algo parecido a lo que pasa en
Sudamérica, dice por primera vez, está hablando de Sudamérica en la
conferencia, que es muy raro. Es la literatura argentina, "El escritor argentino y la tradición", pero
también es Sudamérica, yo diría, el río de la Plata, habría que ubicar qué
Sudamérica es esa no. En definitiva Borges dice que la tradición nacional es un
modo de usar la cultura extranjera. La tradición nacional es un modo de
usar la cultura extranjera. No es un contenido. Es un modo de leer. En
el mismo sentido que había dicho antes, esto que yo les dije que se había un
modo de leer que él podía saber de cómo iba a ser en el futuro, porque es el
modo de leer el que constituye lo que luego sería un contenido. Por lo tanto
libera a la discusión sobre lo nacional de cualquier cuestión de
contenido. Contenido folklórico, contenido prehispánico, contenido anti inglés,
contenido pro francés o lo que fuera. Pone una posición extraordinaria.
¿Por qué? Porque siempre le leemos fuera de lugar. Siempre lo que nos viene
está descolocado, no está en la tradición que debe ser. Bueno Sarmiento es un
ejemplo de eso, el Facundo es un libro escrito con toda la biblioteca, y no se
parece a ningún libro que se haya escrito en esa época; como Borges escribe con
todo los libros y díganme algo parecido a lo que hace Borges acá , es un
uso de la cultura que está ligado a todo lo que está pasando en la cultura
sincrónicamente en ese momento, y el objeto que se produce es un objeto
nuevo y novedoso que está hecho de todo eso y es nuevo y distinto.
Entonces estamos fuera de lugar, tenemos la mirada al sesgo, entonces vemos
lo que no ven los de la tradición central que están metidos adentro. Es
una gran hipótesis sobre la localización de la cultura, no sobre la
historización. Él cambia lo que había hecho con Pierre Menard y lo que había hecho en esta cita
"si yo pudiera leer la literatura del año 2000..." es decir que la
literatura cambia con el tiempo, que la lectura y los usos de la lectura
cambian con el tiempo, acá lo cambió y lo puso en el espacio. Lo que
cambia es la colocación en el espacio, lo que cambia es la colocación en el
espacio, y según donde estoy en el espacio, estoy leyendo de otra manera.
Extraordinario.
Entonces qué tendríamos de común con la tradición judía y la tradición
irlandesa, bueno que estamos en un lugar completamente alejado de todo, que no
tenemos tradición colonial, que tenemos una tradición colonial pobrísima, que
no tenemos tradición prehispánica, que tenemos el desierto. Es eso lo que nos
pone en una posición que él asimila con la tradición judía de la diáspora, con
la tradición irlandesa del sometimiento a la presencia del idioma inglés, del
imperialismo inglés y de la resistencia que eso genera.
El único punto para empezar a pensar, que nosotros podíamos considerar ligado a
su posición política, es que él habla de la tradición occidental, que era la
idea que manejaban los norteamericanos en la guerra fría para oponerse a los
rusos, a la cultura soviética. Occidente era lo que había que contraponer al
socialismo soviético. Entonces cuando él dice la tradición occidental, me
parece que ahí está interviniendo en esa cuestión, porque también intervenía,
escribía en las Revistas del Congreso por la Libertad de la Cultura. Era
también activo en su lucha anticomunista, porque él, para decirlo como se suele
decir ahora que está de moda, no era eurocéntrico, él siempre pensó que las
grandes literaturas eran árabes, siempre dijo que el mejor libro que se había
escrito eran "Las mil y una noches"; no era alguien que estaba
incrustado en la tradición occidental, fue un escritor que siempre se abrió a
las literaturas que uno podría considerar menores , literaturas que están
afuera de la tradición , de la novela inglesa... Y dentro de las tradiciones
occidentales siempre eligió escritores menores. Chesterton le interesaba porque
era católico, porque eso ya lo ponía en una situación desviada respecto a lo
que era la tradición inglesa, Bernard Shaw era una fabiano, un socialista
fabiano; Kipling y Stevenson andaban por ahí en el borde del imperio, habían
nacido en lugares...en fin, siempre buscó escritores que no estaban en la
línea central como ejemplo de lo que él buscaba.
Contó María
Kodama en Madrid, hace algún tiempo una cosa que me emocionó
muchísimo, en el final de su vida, cuando le faltaban unos meses para morir
contrató un profesor para que le enseñara árabe, tenía 85 años y estaba muy
mal. Con eso lo que quiero decir es que él no es un hombre cuya
literatura pueda entenderse como se suele decir ahora, como una literatura muy
ligada a lo que podríamos llamar la tradición muy dominante , siempre buscó,
siempre se hizo de literaturas que estaban fuera de ese circuito central.
La otra cosa que quiero marcar es el asunto de la noción de tradición, que él
toma de Eliot, pero que a mí me parece muy importante porque resuelve un
problema para plantear una cuestión técnica, resuelve un problema que está en
el centro del debate actual. Digamos las posiciones más radicalizadas del
pensamiento, digamos, no sé cómo llamarlo... pensamiento moderno, vamos a
llamarlo pensamiento positivi... ¡Derrida! La idea es que nosotros no podemos
leer un texto, remitiéndolo a su condición de producción, porque los contextos
son infinitos. Es decir nunca vamos a poder terminar de armar un contexto,
porque siempre hay otra cosa que se podría agregar. Por lo tanto ahí aparece
idea del texto que es leído en su propia interioridad, y entonces empieza toda
una cuestión que pone en crisis toda la idea de representación. En cambio la
idea de tradición es la idea de un contexto cerrado. Cerrado de una manera
arbitraria, incluso la invención de las tradiciones, si ustedes quieren: pero
Borges está viendo la tradición como...el contexto es lo que nosotros
podemos considerar que acompaña un texto y permite entenderlo , entonces
uno puede abrir eso de una manera..., uno puede leer Pedro Páramo y pensar en
la historia de los ferrocarriles, puede pensar en la historia de la guerra
civil en México, y después puede pensar que...La tradición es una manera de
enmarcarlo y por eso me parece que Borges habla de tradición ahí.
Me parece que el ejemplo de lo que es esa lectura espacial, y de lo que es
el hecho de que en un país lateral se pueda ver el universo, es el Aleph. Porque
en una casa del barrio del sur, está el universo. Si ustedes lo ven es una
metáfora de lo que él dijo en "El escritor argentino y la tradición",
el problema es que "El Aleph" está escrito diez años antes. Entonces
Carlos Argentino Daneri tiene El Aleph y escribe cosas que son horribles porque
no encuentra la forma de dar cuenta de toda esa totalidad, pero tiene el acceso
localizado a lo que yo llamaría la cultura mundial; en el sentido en el que
en "El escritor argentino y la tradición", desde el lugar en el
que estamos tenemos acceso; y el acceso está muy ligado a la localización. Hay
que bajar al sótano, acostarse de una manera particular... Estamos en
la idea que tiene Borges de la cuestión de cómo se localiza el lugar desde el
cual se conoce. Ustedes relean el relato y van a ver -es lindísimo el
relato- hay que estar de una manera particular para poder verlo. Que es como un
comentario anticipado a lo que él luego va a desarrollar como teoría
en "El escritor argentino y la tradición", la idea de
que hay que estar en una posición determinada, para poder entonces hacer
funcionar de un modo definido, esa cultura que se nos viene encima, que es una
cultura múltiple que prolifera, que nosotros solo podemos tomar un fragmento,
usar ese fragmento...en fin.
Y hay una intriga en esa conferencia, hay una intriga que a mí me llama la
atención que no se haya comentado, no la he visto comentada. Borges critica,
estamos en el año 51, Borges critica la intervención de Munera, que escribe un
texto que se llama algo así como Demolición de una poesía contra
Borges, porque dice que Borges ha abandonado la poesía que hacía antes, que era
una poesía argentina, de los patios...Para escribir esas ficciones cosmopolitas
horribles, hace un brulote contra Borges. Entonces Borges en el 51 le contesta
de una manera muy elegante, dice: estos nacionalistas siempre están
traduciendo a alguien porque éste ha traducido al existencialismo, dice
él, qué clase de nacionalista es que me ataca a mí traduciendo...
sigue diciendo que con su empaque oscuro dice él, no lo
nombra, ahí uno dice con su empaque oscuro...porque, ¿Qué había pasado? Sartre
había publicado en el cuarenta y ocho, un ensayo que es uno de los
primeros ensayos de Sartre que se llama "La
nacionalización de la literatura" , y entonces Murena se dio cuenta de que
había que nacionalizar la literatura, claro; y con él la gente de
"Contorno", quiero decirles. Porque en ese entonces la gente de
"Contorno" estaba con Murena y ellos descubrieron la nacionalización
de la literatura leyendo a Sartre, lo hicieron mucho mejor que nadie, pero hay
que decir las cosas como son. Y Borges con mucha elegancia dice: No me
gustan los nacionalistas que en realidad traducen teorías europeas. Luego
critica sus propios intentos de escribir con color local- Dice Borges: Séame
permitida aquí una confidencia, una mínima confidencia. Durante muchos años, en
libros ahora felizmente olvidados, traté de redactar el sabor, la esencia de
los barrios extremos de Buenos Aires; (entonces ahí se critica)naturalmente
abundé en palabras locales, no prescindí de palabras como cuchilleros,
milongas, tapia, y otras, y escribí así aquellos olvidables y olvidados libros;
luego, hará un año, escribí una historia que se llama “La muerte y la brújula”
que es una suerte de pesadilla, una pesadilla en que figuran elementos de
Buenos Aires deformados por el horror de la pesadilla; pienso allí en el Paseo
Colón y lo llamo Rue de Toulon, pienso en las quintas de Adrogué y las llamo
Triste-le-Roy; publicada esa historia, mis amigos me dijeron que al fin habían
encontrado en lo que yo escribía el sabor de las afueras de Buenos Aires.
Precisamente porque no me había propuesto encontrar ese sabor, porque me había
abandonado al sueño, pude lograr, al cabo de tantos años, lo que antes busqué
en vano. La primera vez que hablé de Buenos Aires es cuando inventé
un Buenos Aires, como el Buenos Aires de "La muerte y la
brújula"...Que es un Bs As onírico , que es un Bs As como ustedes
saben, está Triste Le Roy, que es la Quinta de Adrogué, que está en el sur.
Pero lo que es destacable acá es que dice hará un año, y "La
muerte y la brújula" es de 1942, entonces si lo hubiera escrito en 1950,
sería lógico que dijera un año, acá hay un problema con la cronología, es un
lapsus deliberado; porque el ensayo él lo publica en 1953, en la revista
"Cursos y conferencias" la revista del colegio Libre, y ahí
aparece hará un año; luego lo vuelve a publicar en Sur en el
año 55, en enero del 55 y vuelve a poner hará un año, luego
incluye el texto en la reedición del año 57 del libro "Discusión" y
vuelve a poner hará un año; o sea que es tan deliberado
como... porque Borges era muy astuto, nunca iba a decir. Nunca iba a
decir "yo aquí estoy enunciando en dos lugares a la vez". No iba
a decir eso. Iba a esperar a que alguien, que no era yo, porque seguramente
alguien lo debe haber visto alguna vez, lo que pasa es que yo ahora estoy
hablando con ustedes de Borges, entonces traigo esta cuestión.
Por lo tanto la conferencia debe ser leída como una conferencia enunciada en
1943 no. Parece una especie de espiritismo literario, pero no es un espiritismo
de la literatura, él mismo está pensando en 1943 como un lugar de debate, por
qué está pensando en 1943, mientras está hablando en 1951, porque por un lado él
al incluirlo en "Discusión" le está poniendo el espacio dentro del
cual la discusión está planteada, porque "Discusión" es un libro
nacionalista, digamos; entonces lo pone ahí como discutiendo con los artículos
que escribía en ese momento y lo pone ahí, no lo pone en
"Otras inquisiciones", que va a publicar en el año
52; era muy astuto Borges. ¿Qué es lo que pasa? el año 43 es un año clave para
él, es el año en el que escribe "El poema conjetural", para empezar,
pero estamos en pleno nazismo. Entonces Borges en una declaración en la SADE de
1944 dice:
[…]Me he dado
cuenta que mi culto al coraje, a los héroes militares, y a la tierra, a la
sangre y al linaje, -que son la base de su nacionalismo- eran lo
mismo que estaban haciendo los nazis. Y fíjense lo que dice: Quiero
Añadir unas palabras, sobre un problema que el nazismo propone al escritor.
Mentalmente el nazismo no es otra cosa que la exacerbación de un prejuicio del
que adolecen todos los hombres. La certidumbre de la superioridad de su patria,
de su idioma, de su religión, de su sangre. Dilatado por la retórica, agravado
por el fervor, simulado por la ironía; esa convicción candorosa es uno de los
temas de la literatura. No hay sin embargo que olvidar que una secta perversa,
ha contaminado esas antiguas e inocentes ternuras, y que frecuentarlas ahora,
es consentir o proponer una complicidad.
Carezco de toda
vocación de heroísmo, de toda facultad política, pero desde 1939, he procurado
no escribir una línea que permita esa confusión. Mi vida de hombre es una
imperdonable serie de mezquindades, yo quiero que mi vida de escritor sea un
poco más digna.
Entonces dice si yo sigo en esa línea del
nacionalismo estoy haciendo lo que los nazis están llevando adelante de una
manera...era el año 43, un año terrible, porque Hitler estaba dominando toda
Europa. Entonces el efecto es escribir "La muerte y la
brújula", que es un texto sobre el antisemitismo, como dice Borges, cita
ahí a Ernest Palace, que es Ernesto Palacio, uno de los nacionalistas que dice que
se queja de un progrom, porque vieron que mataron a tres personas
en tres meses, dice este progrom tan frugal que necesito tres meses
para matar tres judíos, se queja en el texto el nacionalista Ernest
Palace. Después está lleno de datos, habla del nacionalismo de la época, habla
del caudillo barcelonés que es Barceló; y después es un texto sobre la
tradición judía, en principio es un texto sobre la tradición judía. Y ahí hay
una sorpresa que para mí también es una cosa increíble que Borges haya sido
capaz de hacer eso. Resulta que en el relato están las tres tradiciones de las
que él va hablar en "El escritor argentino y la tradición", diez años
después.
Está en principio la cultura judía que es el centro de la historia, porque es
una serie de crímenes que tienen que ver con una idea del nombre de Dios, está
totalmente explicita la idea de que Yarmolinsky, el primero que muere es
un judío, y por lo tanto la tradición judía está muy presente,
incluso Lönnrot, sigue esa línea. Pero también está la tradición irlandesa
porque hay un personaje que se llama Finnengas, que tiene un bar en la Rue
Toulon, donde se construye el crimen ficticio. Entonces la tradición irlandesa
arma esa especie de juego, donde hacen aparecer que hay un tercer muerto,
cuando en realidad es alguien disfrazado, que como yo les decía "iban
por serpentinas muertas del alba". Y luego la tradición argentina es
la del segundo crimen, porque Acevedo es el que inicia la malvada serie,
digamos, Acevedo por error mata a Yarmolinsky, porque estaba tratando de robar
unos rubíes, y aparece este hombre que en realidad es un rabino, es un
intelectual judío, y él lo mata, el principio argentino, dice Borges, de
dejarse llevar por la acción. Lo matan en lo que sería el segundo crimen,
esto se los voy a leer...el primer crimen es el de Yarmolinsky,
el judío; el segundo es el crimen argentino, digamos; la tradición,
judía, la tradición argentina y la tradición irlandesa:
"El muerto ya
había sido identificado. Era Simón Acevedo, (yo les dije lo que
decía Borges del apellido Acevedo, de su madre "eran de una ignorancia
inconcebible", todos los personajes bárbaros se llaman Acevedo, Acevedo
Bandeira, Acevedo éste...A todos les pone Acevedo) era
Manuel Simón Acevedo, hombre de alguna fama en los antiguos arrabales
del Norte, (parece que estuviéramos hablando de los cuentos
de cuchilleros) que había ascendido de carrero a guapo electoral,
para degenerar después en ladrón y hasta en delator. El singular
estilo de su muerte les pareció adecuado: Acevedo era
el último representante de una generación de bandidos que
sabía el manejo del puñal, pero no el del revólver"
Entonces uno ve en
el texto, que es un texto muy ligado a ¿Qué quiere decir entender una
situación? , que aparecen estas tres líneas, que él considera a partir de las
cuales se puede entender una tradición; está la línea de la tradición judía
donde Scharlach es también judío, en realidad es el que construye toda la
situación, el que construye digamos esa suerte de laberinto malvado para
atrapar ahí a Lönnrot; y Lonnröt va siguiendo estas interpretaciones, y se
pierde en las estas tres interpretaciones.
Me parece
extraordinario que Borges primero haya escrito un texto trabajando las tres
tradiciones, y diez años después haya escrito un ensayo para explicar que esas
tres tradiciones le parecen importantes. Porque así es, la ficción primero
piensa los problemas; porque la ficción es también conceptual, y luego si
Borges tiene interés o no, escribe sobre la cuestión. El hecho de que él haya
dicho, "hace un año", me parece que nos lleva (y con eso
termino) a la incertidumbre de las cronologías y de las periodizaciones que se
hacen de una manera mecánica, o siguiendo modelos externos a lo que se está
analizando. Tenemos que ser capaces, y esto lo hacen los historiadores, de ser
capaces de construir las periodizaciones que se corresponden al objeto que
estamos estudiando; no podemos aplicarle una periodización y decir o que se
escribía en la época de Menem, como se suele decir lo que se escribía en la
época de Menem, bueno pero por ahí el que escribió esa obra en la época de
Menem la empezó a escribir vaya a saber cuándo. Con qué periodo se vincula un
escritor. Cómo podemos escribir esa especie de elemento que sería como la base
ideológica, sobre la cual un escritor va y vuelve. Me parece que hay tratar de
construir esa situación, porque como les dije yo, el escritor no inventa la
ideología, la encuentra hecha; no podemos culpar al escritor porque en sus
textos hay una ideología determinada, porque los escritores no la inventan; la
encuentran donde la encuentran, y la encuentran en los debates del momento.
Borges está aquí hablando de los debates de los años 40 y los años 30.
Termino con dos
cuestiones. Scharlach es el bárbaro que lee un libro para construir esa trama.
A mí siempre me hace acordar al Joker, al Guasón de Burton, al Batman de
Burton. Es un personaje extraordinario, uno de los grandes personajes de la
literatura argentina, una especie de malvado divertido y que le gusta construir
escenas...que le arma todo ese asunto a Lönnrot y se lo lleva por ahí y lo mata
en el sur, como en el sur de Borges, Lönnrot va a que lo mate el bárbaro, es
decir que va al lugar donde está ese bárbaro, que es un bárbaro además que
tiene una característica fascinante, porque es una especie de Arlequín. Lo
lleva al sur y ahí lo mata. Entonces me parece que está en la línea donde está
la pulsión de Borges. La pulsión de Borges es que siempre el intelectual muere
en manos del bárbaro, y que eso en algún sentido, tiene un sentido. Se acuerdan
del final que es muy divertido, el final de "La muerte y la brújula",
Lönnrot le dice, y si hiciéramos un laberinto lineal, usted me busca en A, yo
estoy en B, usted me encuentra en C; bueno, Scharlach le dice, eso será la
próxima vez que lo mate. Y, pam, lo mata.
Me parece que ahí
hay algo que en Borges es muy básico, si tenemos un minuto les voy a leer algo
que ustedes ya saben pero que es muy notable en relación a esta cuestión de
Sudamérica, y es el final del "Poema conjetural", que es un poema de
1943, "Zumban las balas en la tarde última"...hay una batalla:
Hay viento y hay
cenizas en el viento,
se dispersan el día y la batalla
deforme, y la victoria es de los otros.
Vencen los bárbaros, los gauchos vencen.
Yo, que estudié las leyes y los cánones,
yo, Francisco Narciso de Laprida,
cuya voz declaró la independencia
de estas crueles provincias, derrotado,
de sangre y de sudor manchado el rostro,
sin esperanza ni temor, perdido,
huyo hacia el Sur por arrabales últimos.
esperanza ni temor, perdido,
huyo hacia el Sur por arrabales últimos.
.................................................................
Yo que anhelé ser otro, (dice
Laprida, un antepasado de Borges) ser un hombre
de sentencias, de libros, de dictámenes
a cielo abierto yaceré entre ciénagas;
pero me endiosa el pecho inexplicable
un júbilo secreto. Al fin me encuentro
con mi destino sudamericano...
Es la muerte de
Dahlmann: me endiosa un júbilo secreto, encontré mi destino sudamericano. Nunca
deja de estar ligado a esa zona de su obra, nunca deja de estar ligado, más
allá de las posiciones políticas que tome. Eso es un escritor , me parece a mí.
El sentido puede ser horrible, pero eso es el sentido para él. Entonces que él
haya dicho sudamericano, hablando de los escritores de acá en "El escritor
argentino y la tradición", y que haya aparecido la palabra sudamericano,
que no es una palabra que Borges use, en el "Poema conjetural" que es
del mismo año, 1943, esa enunciación me parece que es un elemento que debemos
tener presente.
Quería terminar,
efectivamente terminar, con la cuestión de "La muerte y la brújula",
que me parece que es una gran ficcionalización de la ciudad de Buenos Aires, no
es la ciudad orillera del "Hombre de la esquina rosada", se
transforma en una ciudad abstracta, es la ciudad de las masas, si ustedes miran
con cuidado se van a dar cuenta que está llena de datos extranjeros, hay húngaros, hay
de todos ahí dentro; es la ciudad de la inmigración, la ciudad contra la que
Borges construyó ese mundo de la ciudad criolla. Él prefería todos esos guapos
que están antes de 1900, que están antes de la inmigración, en eso es como Lugones,
y en eso les voy a decir es como Jauretche también; porque yo me acuerdo
Jauretche escribiendo contra Beatriz Guido en "El medio pelo", le
hacía notar que ella en realidad era Güido; la descartaba porque no era Guido,
era Güido, pese a que el padre de Beatriz Guido es un gran arquitecto que
recuperó la tradición americana y que Jauretche habría tenido que tener más
respeto, y no hacerse el estanciero de Entrerrios, como Borges. Por qué tiene
que decirle a una escritora que su apellido es italiano. Es lo que hace Borges
todo el tiempo, pero claro... y lo que hacía Lugones. ¿Por qué? porque los
italianos y los españoles y los polacos eran la clase obrera nueva, eso
era lo que pasaba. Entonces Borges no pone nunca un relato más allá de 1900,
porque no quiere contaminar. Cuando construye una ciudad real, paranoica, en la
que está lleno de extranjeros el asunto, eso es muy importante, me parece.
Nosotros
encontramos una cosa que me pareció muy divertida, que es el modo en que
Godard, empezamos eso en la primera reunión, Godard en Alphaville cita a
Borges, mejor dicho, usa a Borges sin citarlo, y veíamos en
Alphaville algo que está muy ligado con "Historia de la Eternidad",
pero también está muy ligado con "La muerte y la brújula", porque es
una ciudad que está definida por el norte y el sur, y es una ciudad que vive en
el presente, que no tiene ni pasado ni futuro; que son las ciudades de Mármol,
de Sarmiento y de Borges. La ciudad del presente es un horror; la ciudad
futura, dice Sarmiento, la ciudad futura será extraordinaria; cuando Buenos
Aires se saque por encima a Rosas tendremos una ciudad, porque la ciudad está
ahora invadida por la barbarie. Y Borges dice, la ciudad ahora del presente, de
1940, de 1950 es una ciudad terrible, pero en el pasado estaba la ciudad
criolla, no estaban los inmigrantes, donde los hombres eran un poco pesados,
pero eran muy argentinos, y hablaban como Funes, sin el silbido italiano.
Entonces me parece que Alphaville que construye una ciudad en el presente puro,
tiene un eco de "La muerte y la brújula".
Bueno, entonces
muchas gracias.
TV Pública
Argentina
Biblioteca
Nacional.
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