Hoy 14 de junio de 2020, una de sus dos fechas abstractas,
entendemos, a través de sus palabras, atesorado Borges,
nuestra secreta obligación.
No ser la dispersa dinastía de solitarios, de la página 443,
la supersticiosa y vana dinastía, cuya ausencia de contacto,
ese atroz hábito de Tlön, podría desintegrar este mundo.
No estamos ni estaremos encantados con ese rigor,
esta humanidad no olvida y no tornará a olvidar
que es un rigor de ajedrecistas, no de ángeles.
Y aunque ya haya penetrado en las escuelas el (conjetural),
“idioma primitivo” de Tlön; y a la enseñanza de la historia
le falten mucho más que pormenores, rectificaciones y ajustes;
descubrimos al fin que, en nuestras memorias un pasado
ficticio ocupa el sitio de otro, del que nada sabemos
con certidumbre -ni siquiera que es falso.
Siguen siendo reformadas, como cada fin de época,
la numismática, la farmacología y la arqueología. La biología
y las matemáticas aguardan también su avatar…
Depende de nosotros que esta vez, de teatro no haga la ciudad
entera y los actores de la farsa, no sean legión.
Madre antigua y atroz de la incestuosa guerra,
borrado sea tu nombre de la faz de la tierra.
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