Libros

agosto 21, 2016

Borges y sus Poetas Heterónimos

Jorge Luis Borges en el blog "Borges en el Museo de la Novela de la Eterna"

[24/24 Borges. Día 21. Agosto mes de Borges]

Este es uno de los gratos placeres que nos ha deparado la lectura de Borges, “El hacedor” de 1960, uno de los libros, por donde bien podría iniciar la lectura, una persona que nunca haya leído al autor argentino, dada la diversidad de temas, donde refunda la literatura, tributando a sus autores de siempre, como presentándolos por primera vez a los lectores, así Homero, Shakespeare, Dante, Cervantes o Macedonio Fernández, o sus símbolos que son ya una impronta, los laberintos, los espejos, Buenos Aires, el ajedrez, la luna, el tiempo, el tigre, el otro Borges, la vuelta de los dioses, el tema mismo de la estética, y tantos otros que nos aguardan entre las páginas de este celebrado libro. 

Me quiero referir hoy al pequeño apartado, que está al final del mismo, y que Borges llama “Museo”, título que retomara de la sección con el mismo nombre, para la cual escribían con su amigo Bioy Casares bajo el seudónimo de B. Lynch Davis, en las Revistas “Destiempo” y “Los Anales de Buenos Aires”; precisamente los textos que componen ese singular apartado, aparecieron previamente, en dichas revistas, antes de hacer parte de “El Hacedor”.  Y he aquí que encontramos a estos singulares poetas, heterónimos de Borges, que se suman a otros tantos memorables nombres apócrifos de su literatura, como Pierre Menard o Herbert Quain. 

Así que nos hemos fascinado a lo largo del tiempo con textos como el del montevideano Julio Platero Haedo y su libro de 1923 “Inscripciones”; los poetas árabes del siglo XII Abulcásim el Hadramí y Almotásim el Magrebí; el germano Gaspar Camerarius cuyo poema está transcrito de la página 16 del tomo VII de la antología “Deliciae Poetarum Borussiae”; el español Suárez Miranda con un fragmento del Capítulo XLV, Libro Cuarto de la publicación “Viajes de Varones Prudentes”, editada en Lérida, en el año 1658; y  por último (por ahora) con el poeta H. Gering y su texto  “El enemigo generoso” de una recopilación de sagas y tradiciones nórdicas, irlandesas y del Reino Unido, titulado “Anhang Zur Heimskringla” del año 1893. 

Ana María Rivera


Borges y sus Poetas Heterónimos



Julio Platero Haedo
De Inscripciones (Montevideo, 1923)

Límites

Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar,
hay una calle próxima que está vedada a mis pasos,
hay un espejo que me ha visto por última vez,
hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.
Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)
hay alguno que ya nunca abriré.
Este verano cumpliré cincuenta años;
la muerte me desgasta, incesante.


Del Diván de Abulcásim el Hadramí (siglo XII)

El poeta declara su nombradía

El círculo del cielo mide mi gloria,
las bibliotecas del Oriente se disputan mis versos,
los emires me buscan para llenarme de oro la boca,
los ángeles ya saben de memoria mi último zéjel.
Mis instrumentos de trabajo son la humillación y la angustia;
ojalá yo hubiera nacido muerto.


Del Diván de Almotásim el Magrebí (siglo XII)

Cuarteta

Murieron otros, pero ello aconteció en el pasado,
que es la estación (nadie lo ignora) más propicia a la muerte.
¿Es posible que yo, súbdito de Yaqub Almansur,
muera como tuvieron que morir las rosas y Aristóteles?


Suárez Miranda:
Viajes de Varones Prudentes
Libro Cuarto, Cap. XLV, Lérida, 1658

Del Rigor de la Ciencia

. . . En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección
que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad,
y el mapa del imperio, toda una Provincia, Con el tiempo, esos
Mapas Desmesurados no satisfacieron y los Colegios de Cartógrafos
levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del
Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio
de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron
que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron
a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos
del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas
por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia
de las Disciplinas Geográficas.


H. Gering
Del Anhang Zur Heimskringla 
 (1893)

El enemigo generoso

Magnus Barfod, en el año 1102, emprendió la conquista general
de los reinos de Irlanda; se dice que la víspera de su muerte
recibió este saludo de Muirchertach, rey en Dublín:

Que en tus ejércitos militen el oro y la tempestad, Magnus Barfod.
Que mañana, en los campos de mi reino, sea feliz tu batalla.
Que tus manos de rey tejan terribles la tela de la espada.
Que sean alimento del cisne rojo los que se oponen a tu espada.
Que te sacien de gloria tus muchos dioses, que te sacien de sangre.
Que seas victorioso en la aurora rey que pisas a Irlanda.
Que de ¿us muchos días ninguno brille como el día de mañana.
Porque ese día será el último. Te lo juro, rey Magnus.
Porque antes que se borre su luz, te venceré y te borraré, Magnus
Barfod.


Gaspar Camerarius
en Deliciae Poetarum Borussiae, VII, 16

Le Regret d'Heraclite

Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca
aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach.


Jorge Luis Borges
Del libro "El Hacedor"

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