![]() |
Jorge Luis Borges en el blog "Borges en el Museo de la Novela de la Eterna"
[24/24 Borges. Día 21. Agosto mes de Borges]
|
Este
es uno de los gratos placeres que nos ha deparado la lectura de Borges, “El
hacedor” de 1960, uno de los libros, por donde bien podría iniciar la lectura,
una persona que nunca haya leído al autor argentino, dada la diversidad de
temas, donde refunda la literatura, tributando a sus autores de siempre, como
presentándolos por primera vez a los lectores, así Homero, Shakespeare, Dante,
Cervantes o Macedonio Fernández, o sus símbolos que son ya una impronta, los
laberintos, los espejos, Buenos Aires, el ajedrez, la luna, el tiempo, el
tigre, el otro Borges, la vuelta de los dioses, el tema mismo de la estética, y
tantos otros que nos aguardan entre las páginas de este celebrado libro.
Me
quiero referir hoy al pequeño apartado, que está al final del mismo, y que
Borges llama “Museo”, título que retomara de la sección con el mismo nombre,
para la cual escribían con su amigo Bioy Casares bajo el seudónimo de B.
Lynch Davis, en las Revistas “Destiempo” y “Los Anales de Buenos Aires”;
precisamente los textos que componen ese singular apartado, aparecieron
previamente, en dichas revistas, antes de hacer parte de “El Hacedor”. Y he aquí que encontramos a estos singulares
poetas, heterónimos de Borges, que se suman a otros tantos memorables nombres apócrifos de su literatura, como Pierre Menard o Herbert Quain.
Así que nos hemos fascinado a lo largo del tiempo con textos como el del montevideano Julio Platero Haedo
y su libro de 1923 “Inscripciones”; los poetas árabes del siglo
XII Abulcásim el Hadramí y Almotásim el Magrebí; el germano
Gaspar Camerarius cuyo poema está transcrito de la página 16 del tomo VII de la
antología “Deliciae Poetarum Borussiae”; el español Suárez Miranda con un
fragmento del Capítulo XLV, Libro Cuarto de la publicación “Viajes de Varones
Prudentes”, editada en Lérida, en el año 1658; y por último (por ahora) con el poeta H.
Gering y su texto “El enemigo generoso” de una recopilación de sagas y tradiciones nórdicas, irlandesas y del Reino Unido, titulado “Anhang Zur Heimskringla” del año 1893.
Ana María Rivera
Borges
y sus Poetas Heterónimos
Julio
Platero Haedo
De
Inscripciones (Montevideo, 1923)
Límites
Hay
una línea de Verlaine que no volveré a recordar,
hay
una calle próxima que está vedada a mis pasos,
hay
un espejo que me ha visto por última vez,
hay
una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.
Entre
los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)
hay
alguno que ya nunca abriré.
Este
verano cumpliré cincuenta años;
la
muerte me desgasta, incesante.
Del
Diván de Abulcásim el Hadramí (siglo XII)
El
poeta declara su nombradía
El
círculo del cielo mide mi gloria,
las
bibliotecas del Oriente se disputan mis versos,
los
emires me buscan para llenarme de oro la boca,
los
ángeles ya saben de memoria mi último zéjel.
Mis
instrumentos de trabajo son la humillación y la angustia;
ojalá
yo hubiera nacido muerto.
Del
Diván de Almotásim el Magrebí (siglo XII)
Cuarteta
Murieron
otros, pero ello aconteció en el pasado,
que
es la estación (nadie lo ignora) más propicia a la muerte.
¿Es
posible que yo, súbdito de Yaqub Almansur,
muera
como tuvieron que morir las rosas y Aristóteles?
Suárez
Miranda:
Viajes
de Varones Prudentes
Libro
Cuarto, Cap. XLV, Lérida, 1658
Del
Rigor de la Ciencia
.
. . En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección
que
el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad,
y
el mapa del imperio, toda una Provincia, Con el tiempo, esos
Mapas
Desmesurados no satisfacieron y los Colegios de Cartógrafos
levantaron
un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del
Imperio
y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio
de
la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron
que
ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron
a
las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos
del
Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas
por
Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia
de
las Disciplinas Geográficas.
H. Gering
Del
Anhang Zur Heimskringla
(1893)
El
enemigo generoso
Magnus
Barfod, en el año 1102, emprendió la conquista general
de
los reinos de Irlanda; se dice que la víspera de su muerte
recibió
este saludo de Muirchertach, rey en Dublín:
Que
en tus ejércitos militen el oro y la tempestad, Magnus Barfod.
Que
mañana, en los campos de mi reino, sea feliz tu batalla.
Que
tus manos de rey tejan terribles la tela de la espada.
Que
sean alimento del cisne rojo los que se oponen a tu espada.
Que
te sacien de gloria tus muchos dioses, que te sacien de sangre.
Que
seas victorioso en la aurora rey que pisas a Irlanda.
Que
de ¿us muchos días ninguno brille como el día de mañana.
Porque
ese día será el último. Te lo juro, rey Magnus.
Porque
antes que se borre su luz, te venceré y te borraré, Magnus
Barfod.
Gaspar Camerarius
en
Deliciae Poetarum Borussiae, VII, 16
Le
Regret d'Heraclite
Yo,
que tantos hombres he sido, no he sido nunca
aquel
en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach.
Jorge Luis Borges
Del libro "El Hacedor"
No hay comentarios:
Publicar un comentario